Un factor importante para determinar el tipo de tratamiento en estos pacientes es determinar los patrones de crecimiento y madurez de cada individuo.
Tiene una duración de cuatro horas aproximadamente y se realiza bajo anestesia general. En ella, el cirujano actúa sobre el maxilar o la mandíbula a través de incisiones intraorales para no dejar ninguna cicatriz visible realizando cortes en los huesos. Una vez que coloca dichos huesos en una posición y tamaño armónicos los fija en el nuevo lugar mediante miniplacas y tornillos de titanio.
Dentro de este postoperatorio, las dos primeras semanas son las más complicadas. Aunque resulta sorprendente el hecho de que los pacientes aseguren que no sienten dolor, sí presentan hinchazón facial y encuentran inconvenientes en su rutina diaria:
Transcurridas las dos primeras semanas comienza a notarse la progresión. Los pacientes pueden empezar a ingerir dieta blanda y solamente necesitan usar los elásticos unas horas al día.
Aunque el proceso de recuperación puede parecer lento y excesivamente incómodo, lo cierto es que las molestias se manifiestan durante un periodo corto de tiempo y merece la pena pasar por ellas si se tiene en cuenta la mejora notable que experimenta la persona durante el resto de su vida.El siguiente paso una vez realizada la cirugía y superado el postoperatorio consiste en la continuación del tratamiento de ortodoncia.
La estabilidad de los resultados dependerá de distintos factores como pueden ser los hereditarios, hábitos del paciente, la aplicación del protocolo correcto, la colaboración entre el ortodoncista y el maxilofacial y la fijación de una retención adecuada al terminar definitivamente con la ortodoncia.